Cuento: Luna de Oro


Luna de Oro
(Autor: Juan Carlos Peñafiel Suárez)
Lima, Perú

Luna de Oro es una ciudad como ninguna. Empezando con el nombre, que parece ser una contradicción, pues el color dorado y el color plateado de la Luna se excluyen. Pero este es su nombre y hay muchas razones por haber sido llamada así. Los habitantes de Luna de Oro amaban la naturaleza. Es que puede ser que viviendo en Luna de Oro uno sintiera un amor porfundo por la naturaleza. Para el lector debe ser complicado imaginarse algo así, o quizá no. Uno puede estar pensando en el jardín de la casa, en el parque cerca de la casa, en el bosque fuera de la ciudad o en la selva situada mucho más lejos. Cabe decir que todos los habitantes de Luna de Oro no creían que era necesario estar en algunos de estos lugares para estar en contacto con la naturaleza. Cualquier lugar es bueno, pues la naturaleza está en todas partes. Pero para que el lector tenga una idea exacta de qué era lo que los habitantes de Luna de Oro amaban, debo hacer aquí una explicación.

Luna de Oro, según mi opinión, está ubicada en la parte o una de las partes privilegiadas del planeta. Digo según mi opinión porque el clima y la ubicación geográfica hacen para mi de Luna de Oro el lugar perfecto para vivir. Aunque para los habitantes de Luna de Oro escuchar la frase „lugar privilegiado“ para asignar un lugar no tiene sentido. Todos los lugares del mundo son para ellos naturaleza y por eso no hay lugar privilegiado. En Luna de Oro hace todo el año calor, por eso no hay necesidad de vestir una chaqueta o casaca, mas que en las noches cuando hay mucho viento. Según ellos, sólo hay seres vivos en el lugar equivocado.
Luna de Oro está situada en la costa, a algunos cientos de metros de la orilla del mar, sobre una pequeña colina a más o menos 100 metros sobre nivel del mar. Cuando uno está en el medio de esta ciudad, mirando el mar, puede ver a la izquierda un acantilado de unos 300 metros que se encuentra algo alejado de la ciudad. Este acantilado era una de las razones por la cual la ciudad se llamaba Luna de Oro. La luna se veía siempre en diferentes posiciones del cielo en la noche, pero cuando era luna llena, salía exactamente a nivel del acantilado. Era como si estuviera naciendo del acantilado. Este espectáculo era impresionante: ver la luna llena y en tamaño gigante, saliendo por el lado del acantilado, mientras las olas del mar se escuchaban ferozmente, muchísimas más fuertes que de día. Sentir el viento y brisa del mar en el rostro y cuerpo y poder el aroma del mar combinado con el de los árboles y sus frutos. Todo esto era un expectáculo maravilloso, un teatro natural po el que todos los habitantes de Luna de Oro se inclinaban agradecidos de estar vivos y sentir tanta dicha. Pero aún falta explicar porque el nombre de Luna de Oro. Luna de Oro se debía a que en la ciudad existía una parte desde la cual, si uno prende una fogata, esta pareciera quemar la luna cuando esta se encontra en luna llena. Es como ver una luna ardiente, una luna dorada ardiente, una luna que podría ser llamada sol, pero a diferencia de este, a esta luna ardiente se le podía observar todo el tiempo sin sufrir daños en los ojos. Es por eso que en esa parte de la ciudad se hacían fogatas, donde los pobladores charlaban o los mayores contaban historias, cuentos o una mezcla de ellos, a los menores. La gente se ponía también a tocar instrumentos y a bailar y cantar. Esta fiesta siempre era segura cuando había luna llena, y también otros días solían los pobladores reunirse en aquél lugar. De esta manera el nombre Luna de Oro pasó a ser para mucho un nombre místico, pues era la interacción entre el hombre y la naturaleza hecha palabras. Por esta razón todo habitante de Luna de Oro respetaba y amaba la naturlaza, pues sentían desde muy pequeños la increíble fuerza del mar, la imponencia de aquel precipicio, la magnitud de la luna, el peligro que provenía de ciertos animales, también como sus habilidades para sobrevivir. De todo eso venía el respeto y el amor, pero para el amor habían muchas más razones: la dependencia de la naturaleza. (esta les proporcionaba todo lo que ellos necesitaran), la alegría que causaba ver la luna y esa tranquilidad interior, lo gracioso que eran los animales. Hay muchísimas cosas más por la cual los habitantes de Luna de Oro estaban agradecidos a la naturaleza, la respetaban profundamente y la amaban aún más. Y estos sentimientos no desaparecían si alguno de ellos se iba de Luna de Oro, sino al contrario, hacía que buscaran incesantemente esta conexión con la naturaleza en cualquier lugar y ellos siempre la encontraban, pues la natu-raleza nunca desaparecerá y ellos piensan que el hombre nunca dominará sobre la naturaleza y que la única forma en que el hombre y la naturaleza ganen es que el hombre se una a la naturaleza, pues el hombre también es parte de ella.

En Luna de Oro todo transcurría tranquilamente, la vida era apacible, a pesar de que había que trabajar duro, pero hasta el trabajo era una bendición para los habitantes de Luna de Oro. Cualquier persona que hubiera crecido en alguna otra ciudad y hubiera visto a los habitantes de Luna de Oro trabajar, hubieran sentido pena por ellos. Este sentimiento lo tienen muchas personas de las ciudades grandes, que teniendo todas las comodidades a su alcance, sienten pena por los habitantes de pequeños pueblos o aldeas donde el trabajo rural es lo común. Como la mayoría de pescadores, los pescadores de esta ciudad se levantaban temprano en la mañana para ir de pesca, aunque de vez en cuando solían hacerlo también en las tardes. El trabajo era físicamente pesado y extenuante, hacía mucho frío, uno se lastimaba las manos muchas veces, la pesca de vez en cuando no era exitosa, a penas se podía ganar dinero con los peces que se sacaban, luego el sol quemante cuando ya había amanecido. Viéndolo de ese punto, del punto de vista de los citadinos, los pescadores „lunorenses“ daban pena. Falta mencionar a los agricultores, a los tejedores, a los constructores, etc. Pero si en verdad un citadino viera a un pescador de Luna de Oro (cosa que no pasaba muy seguido, pero si quizá una vez cada dos meses, cuando la gente se perdía camino a las playas más hermosas ubicadas a muchos kilómetros al norte de Luna de Oro) y conociero como aquel pescador se sintiera, sentiría envidia por el pescador por tener una salud tan increíble y tanta felicidad en su trabajo. Los citadinos no comprenderían la felicidad de los pescadores, pero cualquiera de los ancianos de la ciudad, sabios por experiencia, le hubiera explicado a cualquiera de los citadinos aquello de la siguiente manera:

Ustedes sienten pena por la vida de los pescadores, porque lo que ven les parece un trabajo muy arduo y con pocas ganacias. Pero al final ven felicidad en sus ojos y ven que trabajan con gusto y sin quejarse, lo que al final los asombra a ustedes, pues incluso pueden ver más felicidad en ellos que en ustedes mismos, sintiendo entonces pena por ustedes mismos. La verdad es que su mente está acostumbrada a buscar otras cosas, por lo cual creen sentir pena por aquellos humildes pescadores, pero muy dentro de ustedes existe una persona que lo sabe todo y ve todo claramente, y esa persona comprende perfectamente la felicidad de los pescadoress. ...“

Antes de seguir con la explicación de los sabios y viejos pobladores de Luna de Oro, tengo que decir que cada persona allí hizo alguna vez uno de los trabajos y que al final se decidió por el que más le gustaba. Esto era importante para comprender el esfuerzo de los demás y saber que dificultades trae aquel trabajo. Por eso cada anciano, sino se dedico a la pesca, tuvo que pescar un buen tiempo y poder hacerlo de una manera aceptable. Esta era una de las tradiciones de Luna de Oro, o por decirlo en otras plabras, parte de la educación en Luna de Oro. Ahora continuaré con la explicación que hubiera dicho uno de los ancianos:

„… Yo he crecido en Luna de Oro, y tengo que decir, sean ustedes felices o infelices, no sé las razones y causas de su infelicidad o felicidad. Pero sí les puedo decir porque nuestros pescadores son tan felices con su trabajo. Cuando ellos eran jóvenes tuvieron que trabajar en diferentes oficios y trabajar en ellos hasta que los podares o ancianos decidieran que aquel joven ya había aprendido cada oficio y también los hubiera comprendido y hiciera allí trabajo aceptable. Luego de esta etapa el joven se decide por un oficio, simplemente por el que más le guste. Trabajar es necesario, pues sin el trabajo uno no puede alimentarse ni tampoco dar de comer y vestir a los que dependen de uno y eso lo comprende cada persona en Luna de Oro, por eso todos trabajamos en algo. Pero el trabajo es para darnos alimentos, pero no sólo para eso, sino también para darnos un valor propio y diversión. Por eso cada persona trabaja en lo que le gusta, así sea recolector de flores, contar las estrellas, bailar, contar cuentos, astrónomo, bailarín o historiador. Esto también es comprendido por todos los pobladores de Luna de Oro. Otro punto importante es que el trabajo trae desarrollo y bienestar a la comunidad y naturaleza, siendo desarrollo y bienestar un sinónimo para nosotros. Esto también es muy comprendido por todos nosotros. Sé que para ti escuchar que el trabajo dabe traer bienestar y desarrollo a la comunidad y a la naturaleza suene a una contradicción, pero no es así, o no debería serlo. Te lo explicaré con el ejemplo de los pescadores y el por qué de su felicidad. Primero, nuestros pescadores son felices porque viven sus vidas y cada problema que surge en sus vidas lo pueden enfrentar con fuerza, y si necesitan ayuda, con el apoyo de la comunidad pueden resolver estos problemas. Segundo, el trabajo no les quita el tiempo para poder superar sus problemas personales, al contrario, les da fuerza y sabiduría. Un pescador de corazón ama el mar, y la vida que hay en ella. Él ha sentido la fuerza del mar y ha aprendido a lidiar con ella. Incluso esta fuerza lo ha hecho más fuerte, dándole tranquilidad mental, paciencia, fuerza muscular, pulmones potentes y la alegría de poder alimentar a si mismo y a su familia. Es este amor al mar y a la vida que hay en ella que no le permite pescar más de un par de peces adultos, dejando a los demás seguir su rumbo. Tomar lo necesario es primordial en us trabajo. A la vez, buscando este bienestar para con todo y mostrando un profundo agradecimiento al mar, el pescador no lo contamina, al contrario, lo protege, siendo esto todo lo que él puede hacer. La naturaleza tiene el poder de poner todo en equilibrio, aunque a veces se tome su tiempo, es por eso que no nos está permitido tomar más de lo debido. Esto lo comprendemos todos bien aquí.“

Varios ancianos han dado explicaciones parecidas ha muchos citidinos que estuvieron en Luna de Oro. Al final todos ellos comprendieron esta realidad rápidamente. En los días de luna llena la gente se reunía alrededor de la fogata cituada en la ciudad, para ver el espectáculo donde la luna se vuelve incandescente. Otros deciden ir a meditar al acantilado, otros a la playa. No importara a donde uno fuera, todos amaban la luna llena y buscaban un lugar para poder observarla. Un día de luna llena se reunieron como siempre alrededor de la fogata. Melenio, uno de los ancianos de la ciudad, empezó a contar con un tono de voz que da importancia a las cosas, la historia de un chico que llego a Luna de Oro. Todos entendieron que se trataba de una historia importante y sobre todo los niños que amaban las historias de Melenio, hacían ojos grandes de emoción, sonreían y sentándose miraban a Melenio, estando la luna brillante, llena y ardiente. Entonces todos empezaron a escuchar la historia de un chico que un día llegó a Luna de Oro.

La Llegada

Era una tarde tranquila en la ciudad y los habitantes recién habían terminado de almorzar. La mayoría de ellos estaban descansando y a la orilla del mar se veían jóvenes jugando a luchar, otros jugaban y otros si luchaban seriamente llegando a veces a sangrar y lastimarse moderadamente, pero nunca llegaban a más de eso pues simplemente era la fuerza de su juventud lo que los llevaba a pelear muy seguido por diversión y sin ningún mal sentimiento. Otros jóvenes preferían medir sus fuerzas con el mar y a veces luchaban allí, siendo este el más peligroso de los juegos, pues cuando alguien se lastimaba, así fuera algo leve, corría el peligro de perder ante el mar, que tenía un humor muy fluctuante, siempre impredecible. Mientras todo esto sucedía en Luna de Oro, un chico caminaba por medio de las calles, muy bien vestido, con una camina de muy buen material, color amarilla con flores negras dibujadas en ella, lentes de sol, pantalonetas de color gris y unas sandalias de cuero muy modernas. A parte de esto un reloj en la mano derecha que resplandecían junto al brillo del sol y una cadena en el cuello, probablemente hecha de plata. Lo único que parecía no ser de valor era una pulsera de tela en su muñeca izquierda, de colores negro y marrón. Las pocas personas de Luna de Oro que estaban a esa hora por las calles reconocían que era un hombre, quizá más un muchacho madurando a hombre, que venía de la ciudad, y no sólo eso, sino que debía venir de una parta alta de la sociedad, pues todo lo que tenía vestido y la forma como caminaba con un aire de inmortalidad y superioridad indicaban aquello. El muchacho tenía una complexión fuerte, era guapo y se podía ver viéndole los ojos que había mucha bondad dentro de él. Había pasado media hora hasta que él muchacho llegó a la orilla de la playa y se quedó sentado observando aquellos jóvenes luchando sobre la arena y a otros nadando incansablemente en el mar. Todo ello parecía un campo de entrenamiento o un campo militar para entrenar soldados, pero se sorprendió aún más cuando se dió cuenta que todos aquellos chicos y chicas hacían lo que querían y que a pesar del entrenamiento arduo, se divertían muchísimo. Uno de los muchachos que estaba entrenando , que parecía ser uno de los de mayor edad y uno de los más fuertes se acerco al forastero y amablemente le preguntó si querí también participar. El forastero negó con la cabeza. Pasó algo más de media hora cuando el mismo muchacho fuerte le preguntó al forastero:
  • Qué haces por aquí? No es común tener visitantes y mucho menos que vengan solos.
El forastero lo miró profundamente a los ojos, luego dijo:
  • Escuché por ahí de este lugar y decidí dar un paseo. El lugar parece un paraíso en medio de este mundo, así que estoy mirando por todos lados.
  • Es una ciudad hermosa, tienes razón, y hacemos todo lo posible por mantenerla así...
Antes de que él pudiera terminar la frase el forastero lo interrumpió diciendo:
  • Ciudad? Amigo, deberías venir al lugar donde vivo, esa es una ciudad. Lo tuyo es un pueblo. Para vacacionar está bien, pero mucho tiempo aquí y creo que me asfixiaría de aburrimiento.

Lo que el forastero respondió no fue con mala intención, sino que fue simplemente lo que pensaba y en verdad sentía pena por la gente de aquella pequeña ciudad llamada Luna de Oro. El chico escuchó muy bien sus palabras y le respondió sinceramente y sin ninguna mala intención: <> Esta vez el forastero tomó aquella frase como un insulto y provocación, poniéndose de pie, mirándolo agresivamente, pero al final pudo controlarse y le dijo simplemente: <>. El chico: <> A lo que el forastero respondió que veía una hermosas ciudad con personas sin cultura. El muchacho respondió que el forastero no sabía nada de la cultura de la ciudad y que ni siquiera sabría lo que era cultura. Algunos otros muchachos se acercaron por curiosidad y uno de estos muchachos, de apenas 18 años y muy impulsivo se puso entre los dos jóvenes y casi rostro a rostro le dijo al forastero con mirada desafiante: << Quiéres que te enseñe lo que es cultura?>> Apenas había terminado de hablar ya estaba sangrando, debido a que el forastero le rompió la nariz con un golpe de cabeza. Se armó un tumulto y todos gritaban diferente cosas, pero al final se llevaron al forastero a la casa de un anciano. Este anciano escuchó toda la historia por boca de Lirio, el chico que empezó la conversación con el forastero. Cuando el anciano escuchó toda la historia se dirigió al forastero: <> El chico con la nariz rota estaba apretando los puños y mirando ferozmente a Reno. Su nariz ya había dejado de sangrar, pero aún le dolía. Se paró y pidió que las cosas se hagan como se deben y que ese cobarde del forastero peleara como hombre. El anciano aceptó eso y dejó ir a todos, incluso a Reno, simplemente pidiendo por una pelea justa y sólo en caso que Reno quiera, sino deberían dejarlo ir. Cuando Reno estaba dejando el cuarto el anciano le dijo:<< Estas tierras son libres y nosotros somos libres. Si tú también eres libre porqué pides un propietario legal para estas tierras? Le darás una pelea justa a este joven?.>> A Reno le parecía toda la situación tonta. Podía irse y habría hecho lo que quería. O se quedaba a pelear con un chico que ya tenía la nariz rota y de unos seis a ocho años menor que él. Me quieren hacer pelear para que luego me den todos una paliza?, preguntó Reno, a lo que Lirio respondió que nadie lo tocaría.
Reno recibió la paliza de su vida. Este chico de 18 años, llamado Ilo, golpeó a Reno brutalmente. Felizmente pudo controlarse al final, cuando se dió cuenta que había ganado la pelea fácilmente. Reno tuvo que quedarse una semana en Luna de Oro. Tuvo que rogar a todos para que lo dejaran quedarse y que pagaría su estadía. Sólo cuando dijo que le daría vergüenza ser visto así en casa, todos los presentes se rieron y aceptaron dejarlo quedarse hasta que sus heridas sanen. Y el lugar del diente perdido lo tendría que ocupar de ahora en adelante uno postizo. Mientras tanto a Ilo lo castigaron a un trabajo más fuerte como a un entrenamiento más fuerte. También a la lectura obligatoria de ciertos libros, con la esperanza de calmar la fiera dentro de él.

La adaptación

Reno tuvo que matar el tiempo mientras se quedaba en Luna de Oro, pues como dicho, quería esperar a que sus heridas sanaran. Aparte de eso, Reno sentía curiosidad por la gente y por Ilo. Cómo es posible que ese chico le haya pegado? Reno era siempre uno de los chicos más fuertes de sus edad e incluso más fuerte que otros ya de edad mayor. Pero que un chico de 18 años le pegue, le parecía frustrante. El primer día paseó por casi toda Luna de Oro y le pareció impresionante como todo funcionaba sin que nadie dijera nadie o de alguien que tuviera que dar órdenes. Cada una parecía hacer lo que quería pero a la vez todo lo que hacían los conectaba. Reno volvió a ir a la playa para ver lo que había visto el día anterio: el juego y entrenamiento de la gente joven. Cuando él estaba de nuevo allí, las personas parecían ignorarlo y de vez en cuando lo miraban indiferentemente; a Reno le parecía incluso a veces que lo miraban de una manera burlona. Reno se quedo viendo todo por dos horas y comprendió porque Ilo era tan fuerte. Después de dos horas de entrenamiento todos seguían felices y a penas se notaba el cansancio. Su resistencia física era increíble y practicaban todo tipo de cosas. Se puso primero un poco triste por no haber vivido así pero luego lo atrapó la cólera cuando se dió cuenta que no se podía vivir así. Había que trabajar, estudiar y uno tenía muchas responsabilidades. Hacer deporte tres veces por semana ya era algo que no muchas personas lograban, pero sin nada que hacer como las personas de Luna de Oro, pensó Reno, uno tenía tiempo de sobra para diversión y otras cosas. Otra cosa que impresionó a Reno fue ver a esas chicas agraciadas, muchas de ellas hermosas y todas atléticas y en buena condición. Todas parecían tener mucha confianzacon los chicos y se llevaban muy bien. No había malas intenciones de ninguna parte cuando se comunicaban. Al parecer eran todos sinceros con sus sentimientos y se respetaban entre ellos. Habían algunas parejas, ya que eran cariñosos, pero esa era la única diferencia de comportamiento entre ellos. Era como si fueran niños, que no tienen miedo a comportarse de cierta manera. Una chica le llamó la atención a Reno. Ella, de estatura mediana, muy atlética, bella de rostro y de hermosa figura, aunque se veía muy linda, era muy ruda. Las demás chicas eran algo delicadas de comportamiento pero también muy fuertes. Esta chica era en su comportamiento muy ruda y parecía querer todo el tiempo buscar pelea. A pesar de esta manera de ser mistraba gran alegría. Reno la miraba sin parpadear, hasta que ella se dió cuenta. Sin darse cuenta la chica ya estaba delante de él y con ojos desafiantes le dijo: << qué miras? - nada importante- si ni siquiera a un chico de 18 años le pudiste ganar, entonces menos a una chica de tu edad>>. Ella lo dijo casi gritando, todos llegaron a escucharlo y empezaron a estallar de risa.
Lirio se acercó a Reno y le dijo aunque ella exagera un poco, tiene mucha razón. Todos empezaron a reír de nuevo y Reno sentía una cólera profunda. Reno quería golpear a alguien, pero había empezado a sentir algo de miedo, pero sobretodo respeto. Sabía que cualquiera de allí del grupo era más fuerte que él. Su miedo no era muy grande por aquellos jóvenes, ya que aunque sean muy fuertes, ellos eran muy respetuosos y no le harían nada a él sin ninguna razón.
Reno vió el acantilado y se decidió a ir hacia allá. Corrió, caminó y cuando estaba nuevamente en cólera volvía a correr. A veces, ya con cansancio extremo, golpeaba árboles, arrancaba hojas, como si eso fuera a solucionar su problema. De cansancio se quedó dormido al lado de un árbol, con los músculos adoloridos y faltando aún más de la mitad del camino para llegar al acantilado. Cuando amaneció el se sentía ya mejor. Tenía la sensación de empezar algo nuevo. Había probado muchas cosas para dejar su cólera y despertar en un lugar tan tranquilo y de una manera poco habitual para él era como algo así como volver a tener un nuevo nacimiento. A los pocos minutos volvió a sentirse incluso peor que ayer. No había logrado llegar al acantilado, volvió a sentir la cólera del día anterior. Pero ya andaba algo más tranquilo y siguió rumbo al acantilado. Reno caminó ocho horas, muchas veces deteniéndose a hacer largas pausas, a aobservar a los animales, plantas e insectos o hacer alguna siesta. Cuando llego vió algo que no esperaba ni imaginaba. Ya empezaba a atardecer y pudo ver en la plataforma de aquel acantilado unas siluetas. Ahí estaban algunas personas, jóvenes, adultos y otros ancianos. Caminaban, murmuraban algo o estaban sentados tranquilamente, como si estuvieran meditando. Reno estaba impresionado, además la vista al mar desde aquel acantilado era maravillosa. Un anciano pudo ver su cara de asombro y se le acercó y le preguntó que hacía allí. Reno le explicó de mala gana todo y preguntó que hacían todos allí. El anciano se sentó en el suelo y moviendo la mano le indico a Reno que hiciera lo mismo. El anciano , con mucha calma interior, y con ese gusto especial de contar historias que tienen generalmente los narradores, empezó:

En Luna de Oro todos intentamos unirnos con la naturaleza. Incluso eso es algo raro, porque somos parte de la naturaleza y no tendríamos que buscar a unirnos con ella. Pero la mente puede ser tu mejor aliada o tu peor enemiga y siempre está activa. Para estar en unión con nosotros mismos y a la vez con la naturaleza, necesitamos tener control tanto sobre nuestro cuerpo como sobre nuestra mente. Esto fue enseñado claramente por maestros de la historia como Siddharhta Gautama, conocido como Buda o el Iluminado, Jesús o Jesucristo, llamado el Hijo de Dios, Gandhi o Mahatma Gandhi, donde Mahatma significa algo como Gran Alma. Han habido muchos más y hoy también los hay pues la perfección no puede dejar de expresarse y siempre esta ahí para enseñarnos. La forma en que estos maestros nos enseñan a llegar al dominio del cuerpo y mente es mediante la meditación, renunciando por este tiempo a todo lo material. Es algo difícil de explicar en palabras sencillas, pero como se dice por ahí, lo que no se puede explicar en palabras sencillas no ha sido entendido completamente. Eso tiene valor para mí, que lo entiendo en cierta manera, pero quizá para ti no, sino sabes de esto ni mucho menos lo has practicado. La mente es como una máquina que funciona continuamente y mientras uno esté distraído, la mente tiene una influencia poderosa sobre nosotros que no podemos ver ni dominar ni comprender. Para llegar a ella necesitamos llegar a una calma externa, pero sobre todo interna. Esto se logra por ejemplo mediante la meditación y ayunando a la vez. En estas condiciones la mente se expresa como siempre, pero ya que uno no está distraído, tiene la oportunidad de observarla y dominarla e incluso de guiarla. Cuando se ha logrado esto, no importe lo que pase exteriormente, nosotros somos dueños de nuestra mente y esa unidad para con nosotros mismos y el todo no nos la puede quitar nadie. Es por eso que enseñamos eso en Luna de Oro. Algunos loran estar horas, otros días, muy pocos semanas. Yo logro estar 20 días aquí sin comer, pero si necesito de agua. Según la Biblia Jesús pudo estar en el desierto 40 días en ayunas y meditando. Esto parece algo poco creíble, pero sabiendo por fuentes que Jesús era un hombre conocedor de la verdad esto es muy posible.“

Reno se quedó asombrado y ya no comprendía nada, pues cada día ese pueblo o ciudad y su gente lo sorprendían. Este anciano sabía mucho, no era ningún inculto. Quizá fuera un simple pescador, o carpintero, pero este anciano le hablaba de cosas de la vida, cosas de las cuales Reno había escuchado muy poco en su vida con supuestamente una educación de primera. Reno empezó a estudiar en la universidad con 18 y ya con 23 había terminado. Él había escuchado de estos maestros, pero no había pensado mucho en ellos, y menos conocido a personas que no sólo hablaran de ello, sino que lo practicaran. Tampoco pensaba que existieran gente que siguieran verdaderamente el ejemplo de estos maestros, pues ya desde su niñez comprendió que las religiones y todos los ideales son cosas cde las que se hablan pero poco se aplican y que las reuniones en la iglecias era más una forma de mantener unida a la gente. <Puedes pensar en tu vida, en todos sus momentos felices y tristes. Te ayudará a comprender lo que te he dicho>> le dijo el anciano a Reno, como adivinándole los pensamientos. Reno sonrió, y se sorprendió él mismo de esa reacción. Simplemente había algo de cierto en todo lo que estaba pasando y él quería probar e intentar aquello. Los primeros minutos de meditación fueron muy difíciles, pues le venían todo tipo de pensamientos importantes y no importantes, tontos y no tan tontos. Pero poco a poco Reno logró concentrarse mejor y hacia progresos. Todo volvió a irse por la borda cuando sintió hambre, y así terminó su primera meditación de dos horas, aunque con muchas peleas interiores. Fue felicitado por el anciano, que dijo que no estaba mal para ser la primera vez. Pero que poco a poco llegaría a mejorar su meditación y a hacerla más profunda. Reno caminó 10 km para llegar al río, que era la única fuente de agua cercana al acantilado. Reno volvió con la sed saciado y también el hambre, habiendo cogido cualquier cosa comestible en el camino. Esta vez estaba decidido a meditar más profundo. Aunque hubieron pausas y muchas interrupciones Reno logró meditar ocho horas venciendo el sentimiento de hambre y sed. En ese tiempo lloró, sonrió, se amargó, sintió desconsuelo y sintió calma. Había empezado a analizar sz mente y esto lo dejó profundamente desprotegido. Sentía que la seguridad que tenía estaba desapareciendo y se sintió abandonado por el mundo. Pensar en su familia, amigos, carrera universitaria, mujeres, dinero, cosas materiales, no lo ayudaban a salir de ello. Decidió regresar a Luna de oro, con la decisión de dejar Luna de Oro, agradecer a la gente y volver a casa, pero ya en Luna de Oro se encontró con la chica agresiva. Ella venía con los mismos ojos que aquella vez cuando Reno estaba sentado en la playa viendo a todos haciendo ejercicios. Esa mirada salvaje y fuerte, pero a la vez escondiendo algo detrás de tanta fuerza. Esta vez cuando la chica vió los ojos de eno, su expresión cambió repentinamente: <> dijo ella. Él no respondió nada, quizá porque su alma estaba tan alterada despues de la meditación. <>. Reno seguía sin decir nada y esta vez la chica dijo que la siguiera. Ella explicó las reglas y donde empezaba la carrera y donde era la meta. La chica llamó a algunos amigos para que sean testigos de la competencia. Reno antes estaría seguro que él sería más rápido, pero ya no se confiaba tanto como antes. La carrera comenzó y cuando Reno llegaba a la meta la chicalo esperaba con grandes carcajadas. <> dijo Alua, mostrando sus hermosos y blancos dientes como perlas mientras sonreía triunfante. Todos se estaban retirando cuando Reno empezó a hablar: <>. Ella lo miró extrañada y preguntó que clase de juego sería ese. <> dijo Reno mientras pensaba cada una de sus palabras. <> Alua no creía lo que escuchaba, pues él proponía un juego donde él perdería con seguridad. <> dijo Reno. Al final la muchacha muy orgullosa aceptó. Reno empezó un entrenamiento arduo, de 5 horas diarias, meditando otras 5 horas y así lo hizo por dos semanas. Aunque todos vieron como Reno entrenaba arduamente, y como mejoraba día a día, paulatinamente y de forma segura, era imposible ganar a años de entrenamiento, tal como lo había tenido Alua. El día llegó y empezó la competencia. Los primeros 10 km fueron una derrota total para Reno y Alua ya estaba en sus 15 minutos de pausa esperando sentada e incómoda. Alua partió obviamente antes, ya que sus quince minutos terminaron mucho antes que los de Reno y la diferencia de distacia se alargó mucho más. Reno daba lo mejor de él, mientras que Alua lograba los primeros 10 km sin esfuerzo. Pero a partir de la tercera pausa se le veía a Alua mucho más cansada y lenta, mientras Reno mantenía el ritmo. Al final Alua ganó la carrera pero apenas por 10 minutos de diferencia. Alua no estuvo nada feliz con el resultado. Los ancianos sonreían y los jóvenes no sabían que había pasado, pero si reconocieron el esfuerzo de Reno. Un anciano se acercó a Reno y mirando a los jóvenes, que estaban curiosos y algo impresionados, le dijo el anciano a Reno: <> Reno había cambiado en esas dos semanas. Había aprendido mucho de la meditación, de los ancianos y del entrenamiento físico. Reno empezó a explicarles a todos: <Alua desperdiciaba su energía y su cuerpo se cansaba. En 20 km no se habría notado la diferencia, pero en 60 km sí, sobre todo si ella dice que lo máximo que logra son 60 km. Ella es especial en esa parte, se pone tan nerviosa, y su mente siempre está despierta y ella le hizo perder.>> Los jóvenes empezaron a sonreír y felicitaron a Alua y también a Reno. Aunque Reno no sabía con seguridad que pasaba con Alua, acertó con su suposición. Alua era una chica intranquila y por lo tanto muy mala meditando. Alua lo miró fijamente a los ojos y con un movimiento pedante de cabeza se despidió. Reno no pudo negar qu ela veía hermosa en ese momento.

Secretos

Alua estuvo semanas muy intranquila y la única forma en la que se sentía relajada era cuando nadaba en el mar o hablaba con los ancianos. Ella iba de vez en cuando al acantilado para poder mejorar su meditación y concentración, lo que no lograba con éxito porque sentía que había decepcionado a Luna de Oro por haber perdido ante un forastero. De vez en cuando Alua y Reno se cruzaban y se saludaban tímidamente y con orgullo a la vez. Una noche, en uno de esos días en que Reno vió a Alua más intranquila e incluso con tristeza en el rostro, Reno fue al Mar para despejar sus pensamientos y dar rienda suelta a la melancolía que sentía. Era muy oscura, la luna no se podía observar, el mar mostraba su poder y las olas crujían ferozmente. Era como si titanes estuvieran peleando en el fonde del mar y solo se pudiera ver el movimiento de las aguas. El mar era muy peligroso y Reno sintió gran respeto por el mar, la arena, el viento, la naturaleza; y sintió algo muy grande no sólo en su ser, sino fuera de él. Reno sentía a Dios, aunque Reno no quería usar esa expresión ya que Dios es explicado como algo o alguien que está siempre en algún lado, pero no en nosotros, o en el mar, o en una roca. Reno sintió algo, como una presencia que estaba en todos lados y por un momento veía que tener miedo no valía la pena. Es probable a que Reno no sentía nada de miedo en ese momento por lo cual él sentía aquella presencia maravilosa y superior. No podía saber cuál era causa o efecto. En un momento vió una silueta en la playa, parada sin moverse y que luego de unos minutos entraba al mar. A Reno le pareció haber reconocido a Alua, pero el esperaba que no fuera cierto. De un salto se paró y empezó a correr y a pesar de la oscuridad pudo reconocer a Alua nadando en ese peligro mar. Las olas la cubrían, luego ella salía, luego otra ola enorma la cubría y ella volvía a salr. Reno sintió mucho miedo. <> fue lo que le pasó por la mente y gritando Alua entró al mar.

Ese día en la mañana Alua se sentía triste. No podía alejar ciertos pensamientos de su cabeza y aún la derrota contra Reno le seguía pesando. No fue tanto la derrota ante Reno, sino que Alua lo tomaba como una derrota personal. <>. Esa pregunta iba y venía. Alua se quedó mucho tiempo en casa para no encontrarse con otras personas. En la tarde se fue al bosque a observar a los animales, una de sus actividades preferidas. Pero ya llegada la noche la tristeza la invadía aún más y decidió ir al mar. Cuando llegó allí camino lentamente a la playa y se quedó mirando el mar, pero si uno veía sus ojos, Alua miraba al vacío, extrahída en sus pensamientos y luego sus ojos empezaron a soltar lágrimas. Era un llanto suave, su rostro no cambió nada, solo salieron algunas lágrimas, indicando que en su alma había muchas más penas de lo que uno podía observar. Eran penas que ella las guardaba para sí y se acumulaban. Ella sentía en su corazón un estanque que se llevana de tristeza y algún día no podría retener más y todo se destruiría. Alua necesita vaciar un poco aquel estanque y empezó a gritarle al mar:
<Eres todo cuando estoy a tu lado, pero eres también lo que me quitó mucho en esta vida. Pero sé que eres sabio y contigo aprendí a luchar. Contigo conocí mi cuerpo y contigo me hice muy fuerte, pero sabes qué!? A veces deseaba que una de tus olas sean más fuertes o ingeniosas que yo para quedarme siempre dentro de ti, pero nunca lo eran. Yo siempre ganaba. Yo me decía que morir en ti no sería tan malo, pero mis ganas de vivir son aún mayores. Deseo vivir, aunque morir contigo no sea tan malo. Ya que nos conocemos tan bien, porqué no me ayudar a conocer mi corazón y a sanarlo?. Mi alma quiero llorar, un llanto que amargaría tus aguas y pondría tristes a muchos de los seres que habitan en tus aguas. Has fortalecido mi cuerpo, fortalece mi alma! Porque en este afán de sanar lo único que me calma es luchar contigo, pero sé que si soy muy atrevida perderé y temo perder sin antes haber perdonado, a ti y al mundo!!! >>

Alua miró por unos minutos más el mar y luego entró. Unos minutos después escuchó la voz de Reno que estaba empezando a nadar. Ella lo intentó ignorar pero le molestó mucho que alguien estuviera molestando aquel momento de intimidad que ella tenía. Al momento se dió cuenta que Reno tenía muchos problemas nadando en aquellas olas y tuvo que sacarlo del mar. Alua tuvo que esprar a que Reno botara todo el agua que había tragado y cuando Reno por fin pudo alzar la vista, Alua le dió una bofetada que puso a Reno tirado en el suelo por unos segundos.
  • Que diablos te pasa? No sabes nadar y te metes al mar? Si quieres matarte hazlo, pero no en mi cercanía
  • Matarme? Yo quería salvarte! Te vi …
  • Idiota! Quién ha salvado a quién?
  • Ya está! Lo siento! No sabía que fuera tan difícil nadar en esas condiciones y no sabía que tu nadaras tan bien. Siento mucho por haberme preocupado por ti pero aunque seas muy buena nadadora, para cualquiera es un peligro el mar tal como está ahora.
  • Me arrepiento de haberte salvado.
  • Ni esperes que te de las gracias.

Así empezaron a discutir hasta que una ola enorme los cubrió a los dos. Reno se salvó como pudo porque ya le tenía temor al mar tam como estaba. Cuando se vieron en la orilla empezaron a reírse. Reno empezó a hablar.
  • Vienes seguido a estas horas al mar?
  • Si. Me gusta el mar. Y tú qué hacías aquí?
  • No sé, se veía un buen lugar para pensar. Uno tiene una sensación rara aquí.
  • Supongo que si no sabes nadar se tiene algo así.
  • No es fácil ser una sirenita como tú.
Cuando Alua escuchó esto se sonrojó, pero Reno no se dió cuenta ya que era muy oscuro. Reno siguió hablando:
  • Desde cuándo nadas?
  • Desde siempre. En Luna de Oro todos saben nadar. Desde que uno tiene uso de razón.
  • Pero no sería mejor nadar en grupo? Así sola en la noche es peligroso.
  • Ya estoy acostumbrada.
  • No te da miedo?
  • No, al contrario, me calma.
  • Tus amigos y padres seguro se preocuparían si se enteran que haces esto sola y en las noches.
  • Mis amigos saben que soy muy buena nadando.
  • Y tus padres?
  • No tengo.
  • Lo siento mucho.
Alua caminó un poco, y luego se sentó en la arena empezando a jugar con la arena. Tomaba un puñado de ella, luego la soltaba lentamente, viendo como volaba debido a la fuerza del viento. Y empezó a hablar mirando de vez en cuando la arena y de vez en cuando el mar. En ningún momento miró a Reno a los ojos.
  • El mar siempre me gustó. Desde que puedo pensar he amado amar y todos siempre me admiraban porque siempre he tenido talento para nadar. Todos me respetan y admiran mi resistencia en el agua. Cuando tenía 10 años, yo y mis padres salimos en un pequeño bote y estabamos paseando por el mar. Era un día al parecer tranquilo, pero mi padre se daba cuenta que poco a poco el mar se estaba poniendo más peligroso así que me pedía que volviera al bote para regresar a casa. Nosotros estabamos muy alejados de la orilla y las olas empezaban a agitarse. Pasó todo muy rápido. En un momento el mar puede estar completamente tranquilo y al minuto puede tener olas de metros de altura. Mis padres eran pintores y aunque sabían nadar, no eran expertos en ello. Eran tan apasionados por su trabajo que no dedicaban muchas horas a mejorar su natación y tampoco pensaban que algún día les serviría. Cuando la tormenta estalló ese día, yo estaba aún fuera del agua, alejada como unos 50 metros de ellos. Mi padre pudo sacarme de las aguas y llevarme al bote donde esperaba mi madre. Parecía ya todo mejorar pero las olas voltearon el bote y volví a sentir aquella sensación de impotencia ante el mar. Esta vez mi madre me cogió por la cintura y empezó a nadar conmigo hacia la orilla. No volví a ver a mi padre. Hasta ahora no puedo creer que haya desaparecido así nada más. Yo y mi madre nos separamos, ya que las olas eran en verdad muy fuertes. Mi madre volvió a encontrarme y a partir de ese momento me decía que tenía que nadar simplemente hacia la orilla con todas mis fuerzas. Yo pataleaba cogiendo su mano y aún faltaban muchísimos metros para llegar a la orilla. Por tercera vez nos separamos y gracias a las palabras de mi madre esta vez no tenían que rescatarme, podía nadar en el mar a pesar de todo el caos, pero ya no la podía ver. Llegué a la orilla y esperé 6 horas sentada en la arena hasta que los pescadores, que se preparaban para salir a pescar, me encontraron. Estuve enferma por una semana, pero eso no fue nada. A mis padres nunca los pude volver a ver...

Alua no pudo decir más porque la voz se le estaba quebrando. Se paró y entró al mar. Reno quería sacarla de allí, y se arrepintió de no haber tomado su brazo. Él sabía que entrar al mar no serviría de nada. Espero media hora hasta que Alua salió nuevamente del mar. Con la misma expresión de siempre. Alua le dijó <>
Y siguió caminando. Reno se quedó en la playa sólo, sin saber que hacer, y tratando de repetir nuevamente las palabras de Alua, la historia de Alua.



Una sonrisa

Cuando Alua dejó a Reno en la playa, era aún de noche y faltaban todavía muchas horas para el amanecer. Reno se quedó inmóvil, mirando al mar. Era como si el mar hubiera cobrado vida, y no fuera simplemente una masa enorme de agua, como siempre Reno lo veía, sino era como si ahora el mar fuera una persona, incluso algo más que una persona. Reno empezaba a entender un poco a Alua, y su relación complicada con el mar. <>. Las olas sonaban fuertemente, y algunas de ellas eran tan fuertes que el agua llegaba a los pies de Reno, a pesar de que se encontraba muy lejos de la bahía, donde rompían las olas. A pesar del sonido del romper de las olas y los pies mojados, Reno parecía estar en una meditación profunda. Era Alua que se había metido en su cabeza con su historia y también, aunque él no quisiera, en su corazón. Reno camino de regreso al pueblo, pero luego de un par de metros cambio de opinión y se recosto al lado de una roca. Por alguna razón que él no comprendía se puso a llorar. No era por Alua. Era por él mismo. Sin querer con todo lo pasado Reno tuvo que ver dentro de él mismo y sintió una tristeza profunda, algo que ni si quiera con toda la meditación hecha había salido a flote.
Cuando empezó a amanecer, Reno se levantó, sin haber pegado un ojo toda la noche, y fue camino al pueblo. Ya había visto pasar a muchos Pescadores y los había saludado de lejos. La mitad de la gente de Luna de Oro ya estaba despierta, y Reno los saludaba cordialmente. Luego fue al lugar donde se estaba quedando todo el tiempo desde que llego a Luna de Oro: la casa del anciano que lo invitó a meditar por primera vez, Aúralo. Aúralo era un hombre muy bueno. El había vivido casi toda su vida en Luna de Oro. “Casi” porque estuvo 5 años fuera de Luna de Oro porque cuando era joven quería estudiar biología en una ciudad moderna. Sus padres no se opusieron y lo dejaron ir con la condición de que siempre se acordara de todo lo que había aprendido en casa y que nunca olvidara sus verdaderas raíces. Aúralo lo prometió y con 20 años partió a una de las ciudades más grandes de la region, en la cual se encontraban muy buenas y grandes universidades. No pasaron ni meses y Aúralo era uno de los más populares de su Universidad, pues era muy apuesto, muy fuerte y deportivo gracias a su educación y entrenamiento en Luna de Oro y también era muy modesto y buena persona. A pesar de que Aúralo vivió muchas cosas difíciles y malas durante sus estudios en la universidad, nunca olvidó las enseñanzas de sus padres, e incluso ya habiendo terminado sus estudios éstas estaban aún más reforzadas. Gracias a estos años de estudio en aquella universidad, Aúralo conocía lo que es vivir en una ciudad grande, dónde las prioridades para las personas son muy diferentes a las prioridades que tienen las personas de Luna de Oro. Habían muchas cosas que para Aúralo no eran saludables, pero que al estar todo el tiempo en aquel ambiente una persona puede al final caer en esa trampa y empezar a pensar de la misma manera. Aúralo tenía un diario en el cuál escribía de vez en cuando. Y para Aúralo este diario tenía un valor precioso pues estaba escrito allí todo lo que había vivido en la gran ciudad. Todas sus penas, tristezas y tentaciones. Sobre todo las tentaciones fueron lo que le quitaron más fuerza que otras cosas, pues estas hicieron muchas veces que Aúralo se olvidará de alguna manera de quién era y se dejara llevar por la corriente. Aúralo conocía todo eso, lo había vivido y lo había superado. Fue por eso que cuando vió a Reno pudo reconocer las mismas penas y preocupaciones y marcas que deja la vida en una gran ciudad si uno no tiene la suficiente sabiduría y fuerza para mantenerse en un centro interior de tranquilidad.
Reno abrió la puerta y Aúralo estaba tranquilo sentado en la mesa tomando un té que su esposa recién le había preparado. Reno saludó con mucho respeto y luego fue a su cuarto. Después de 15 minutos Reno salió del cuarto con una mochila donde había empaquetado todas sus cosas. Aúralo le preguntó que había pasado y Reno sólo respondió que era hora de marcharse. Aúralo sonrió y le dijo: <>. Reno agradeció todas las palabras y se sentía tan triste que su rostro lo delataba. En ese momento el anciano se sorprendió y le dijo:
  • Reno, espera un momento, tengo algo para ti … Aúralo empezó a buscar algo entre sus cajones hasta que saco un pequeño cuaderno. Esto. Es sólo un préstamo. Confio en que me lo regresarás.
  • Esto … es … pero .. este es tu diario, del que me hablaste una vez y que para ti tiene mucho valor. No puedo aceptarlo.
  • Si puedes, pues yo quiero dártelo.
  • No, me sentiría muy mal si le pasa algo. Si se pierde o se daña.
  • Pues entonces se perdió o se daño. Yo por mi parte sé que tú lo vas a cuidar siempre y eso es suficiente. Si pasa algo pues no se pudo evitar.
  • Gracias. Lo cuidaré mucho. Pero no entiendo, porqué me lo das?
  • Para que lo leas. Quizás algunas ideas que yo escribí te ayuden.
  • Nos vemos Aúralo. Gracias por todo. Hasta pronto.
Reno salió de la casa de Aúralo y se fue de Luna de Oro, de regreso a casa. Cuando llegó encontró su departament tal y como lo tenía en su recuerdo. Desde que había empezado con sus estudios se mudó a aquel departamento situado en el octavo piso de un edificio moderno, situado en una de las mejores zonas de la ciudad. Era todo tan diferente a Luna de Oro. Aquí el ser humano se había impuesto a la naturaleza y dominaba sobre ella. Mientras que en Luna de Oro pareciera que el ser humano estuviera mano a mano con la naturaleza. En la ciudad de Reno habían muchas carreteras, edificios modernos, bares, restaurantes, muchas tiendas comerciales y supermercados. <> pensó Reno, pues en Luna de Oro sólo habían un par de cosas, y lo más importante era la ropa y comida. Reno podía ver algunas las grandes diferencias entre esta y la otra ciudad. Era como si fueran dos mundos, o dos dimensiones totalmente diferentes. Era curioso que en las dos habitaban los mismos humanos, en la misma época y en la misma tierra. Reno empezó con el pasar de las horas a sentir de nuevo ese ritmo de vida que tenía antes de salir de casa, su antigo estilo de vida. Fue a la computadora, la prendió y vió sus emails. Un par de chicas le habían escrito. Algunos amigos lo habían invitado a algunas fiestas. Un profesor de la universidad le comunicaba que había un proyecto donde Reno podría trabajar. Los últimos correos se trataban de preguntas de cómo estaba él y dónde se encontraba. Reno vió su celular y tuvo primero que recargar la batería y cuando lo prendió vió que habían muchas llamadas perdidas. Cuando el partió a Luna de Oro pensó que pasaría allí unas horas, máximo un día, pero nunca pensó que se quedaría meses allí. Ya habían pasado en total 4 meses desde que salió de casa y su fue a Luna de Oro. A la semana de estar en Luna de Oro escribió simplemente un correo a todos que estaba de vacaciones y que no sabía cuando regresaría pero que nadie tenía porqué preocuparse. En esos cuatro meses había conocido otro tipo de gente y otro tipo de vida. Reno telefoneó con sus padres y luego de haber respondido algunas preguntas quedaron en verse al día siguiente. Reno tomó un baño, en el cual se puso a pensar en todo lo que pasaría a partir de ese momento. En Luna de Oro había todo lo que una persona necesitaba, pero no había una cantidad enorme de cosas. Habían tres pequeñas casas que estaban equipadas con computadoras modernas y con internet y eran suficientes para toda la aldea. Nadie tenía computadoras personales y la mayoría necesitaba entrar al internet por una o dos horas a la semana y con eso era suficiente. Reno se acordaba cuando era estudiante, que no era hace mucho tiempo, y sentía esa necesidad de entrar al computador cada día, pues tenía la sensación que cada día llegaría información valiosa que por nada debería dejar pasar. Al final casi nunca llegaba alguna información valiosa, sino las mismas cosas de siempre: fiestas, trabajo, saludos, etc. Entonces que tipo de información valiosa esperaba? Él había intuido ya entonces que algún tipo de vacio en su interior debería ser la raíz de esa sensación de esperar por aquella misteriosa información valiosa. Mientras sentía el agua tibia por su cuerpo, que le daban una sensación relajante, estando recostado en aquella tina, pudiendo oler la fragancia de aquel jabón, Reno recordaba lo bueno y excitante que fueron sus primeros años de estudiante. Y también lo afortunado que era él comparado con las otras personas, o con la mayoría de personas. Él, y toda la gente con la que él estudiaba tenían casi las mismas ventajas que ofrecía una familia acomodada y de buen nivel social. Reno se la pasaba de fiesta en fiesta, conociendo a muchas mujeres, viajando a muchos lugares con sus amigos, haciendo deporte, aprobando los cursos con buenas notas, siendo uno de los mejores en la universidad, tener el respeto y admiración de sus compañeros. Pero a veces, muy pocas veces habían dos días seguidos en los cuales no había nada que hacer. Esto pasaba en verdad muy pocas veces, pero cuando llegaban aquellos días, Reno sentía un gran vació y una gran tristeza que no podía comprender. En realidad debería ser una persona feliz. En el tercer año de su carrera universitaria se enamoró. Esta chica, a diferencia de la mayoría de las chicas, no se dejó impresionar ni por la belleza de Reno, ni por sus buenas notas, ni por su dinero, ni estatus social, ni lo deportivo que era él. Reno no podía comprender qué es lo que esta chica buscaba. Estuvo sufriendo por ella durante meses. Por primera vez estuvo sufriendo por ella, y aunque ella y él habían salido un par de veces y eran de alguna manera amigos, aunque más conocidos que amigos, Reno no había llegado a tener nada con ella. Ni un beso, ni una caricia. Lo único que él recuerda era que ella una vez le dijo: <>. Ese fue el único piropo que escucho de sus labios. Ahí pensó que ella se sentía atraída por él, pero un mes después ella empezó una relación con un estudiante de literatura. A los ojos de Reno, este chico no le llegaba ni a los pies y le fue imposible comprender porqué ella no lo eligió a él. <> Reno dió un salto como despertando de una pesadilla y recordó algo a lo que no le había dado mucha importancia. Esta chica le mencionó una vez que su padre murió cuando ella era una niña y lo que respondió Reno a ello fue que lo sentía mucho. No volvieron a hablar del tema. Pero recordando aquel momento pudo ver que la chica le había contado algo muy personal, a lo que Reno no reaccionó. No pudo comprender porqué no se interesó más por ella, por su padre difunto y cómo ella se sentía, si él la amaba tanto como él decía. Alua pasó por su mente. La chica de la universidad también. Reno fue un egoísta y lo había sido casi toda su vida. Le iba tan bien y nunca tuvo problemas serios, que no comprendía los problemas de los demás. Reno se había enamorado de un fantasma. La chica de su universidad era el equivalente femenino de Reno: hermosa, inteligente, graciosa, adinerada, deportiva, popular, educada, de buen estatus social, de buena familia. Reno no podía imaginarse estar con una chica que no tuviera las cualidades mencionadas. Reno se preguntaba si estaba enamorado de un fantasma. En realidad no conocía a la chica muy bien, sólo superficialmente, eso era todo. Reno pensó en Alua. Se preguntaba que era lo que él sentía por Alua. Este sentimiento era muy diferente al que sintió por aquella chica de la universidad. No quería estar con Alua, simplemente quería conocerla más, saber más de ella. Reno tuvo que reconocer que Alua era la chica más hermosa que conocía. Reno sonrió en ese momento, como pocas veces lo había hecho en su vida, pero al momento vino otra idea a su mente que le apagó la sonrisa: si sólo se vistiera como las chicas de la ciudad, sería como una modelo. Reno seguía pensando en su vida. Imaginó un poco que sería estar con Alua y vivir con ella en la ciudad. Reno reconoció que le daría algo de pena, ya que Alua era algo salvaje. No se sabía comportar, decía lo que le pasaba por la cabeza y era tan fuerte que a veces intimidaba. Reno se daba cuenta que estaba pensando superficialmente, pero lo que sentía no podía cambiarlo, por más que no le gustara. Reno había aprendido mucho en Luna de Oro, pero había decidido regresar a su vida normal, ya que no tiene sentido vivir en un mundo de ensueños cuando el mundo real es muy diferente. Terminó de ducharse y se acostó para al día siguiente poder encontrarse con sus padres.

El mundo real

Al levantarse Reno primero pensó en ir a pasear por la playa. Pero al segundo se dió cuenta de que no estaba más en Luna de Oro, sino ahora en casa, en la ciudad dónde él había nacido y donde se había criado. Se levantó y se empezó a preparar para verse con sus padres. Habían quedado en verse en un restaurante donde servían comida de excelente calidad y sabor ubicado en el centro de la ciudad. La hora acordada eran las 10am. A las 9am Reno seguía aún en su departamento, alistándose lentamente, sabiendo perfectamente que necesita sólo 15 minutos en auto para llegar al restaurante. El auto que le había regalado su padre cuando él cumplió 18 años estaba en el parque de estacionamiento construído como sótano en el mismo edificio dónde Reno vivía. Pero prefirió tomar un taxi. Llegó 10 minutos antes de lo acordado y se puso a esperar dentro del restaurante. Era una mesa para 4 personas, y ya estaba preparada de una manera muy lujosa. La mamá de Reno la había reservado el día anterior. Reno pidió una botella de vino, uno de sus preferidos y el de sus padres y empezó a tomar su primera copa. Frente a él se encontraba una chica muy hermosa. Estaba sentada aparentemente sola. Ella estaba desayunando y después de algunos minutos en los que Reno no le quitaba la mirada, ella le sonrió y movió la mano en señal de saludo. Reno le devolvió la sonrisa y no pudo hacer y se quedó sentado tranquilo, pensando si debería ir a hablarle. Un par de minutos más tarde los padres de Reno llegaron y Reno dió por terminada su indecisión. Saludo a sus padres y tuvieron un tiempo agradable. Después de dos horas de hablar de cosas superfluas y estando Reno disfrutando al máximo sus platos favoritos que hace tiempo no provaba su Madre le empezó a hacer la pregunto que el tanto temía pero a la que Reno pensaba ya no vendría.

Mamá: “Reno, has estado mucho tiempo fuero, qué has estado haciendo?”
Reno: “Mamá, estuve de vacaciones en un lugar muy interesante. La he pasado bien.”
Papá: “Nos alegramos. Ahora qué piensas hacer? Hijo, ya debes pensar en conseguir un trabajo, o si quieres seguir tomando vacaciones decidete en ir a mejores destinos. Estuviste todo el tiempo en un pequeño pueblo. Deberías visitar Europa. Ciudades como Berlín, París, Praga, Madrid. Ahí aprenderás mucho. Luego Asia, Korea, Japón y China, ciudades que están en un extremo desarrollo. Por el dinero no te preocupes.”
Reno: “Papá, que de malo hay de haberlo pasado en Luna de Oro? Ya te conté por teléfono que es un lugar hermoso con gente muy buena y amable...”
Papá : “Sí hijo, pero ya 4 meses fueron suficientes. Tu tienes que tener mejor roce social. Ahí la gente será buena y amable, pero no tiene nuestra educación.”

Reno estaba empezando a sentirse frustrado con lo que escuchaba. En primer lugar no sabía que decir ya que sabía que lo que su padre decía era cierto, por lo menos en parte. Reno estaba acostumbrado a ese tipo de vida y quería seguir viviendo aquel tipo de vida. Por otro lado la experiencia en Luna de Oro le había hecho ver el mundo de otra manera. Lo que había aprendido allí no le daba nada material, pero le daba algo, por así decirlo, para su corazón, para su alma. Reno sentía que aquello que había recibido en Luna de Oro era algo que estaba buscando hace mucho tiempo.

Mamá: “en qué piensas hijo? Te ves distraído”
Reno: “no sé Mamá. Miren, por ahora no saldré de la ciudad, quiero quedarme aquí y tomarme unos días libres. Veré si luego empiezo a trabajar o si me tomo unas vacaciones nuevamente por el mundo. Y gracias Papá, yo sé que el dinero no me falta, aparte de ya de por sí recibo dinero mensualmente de las acciones que me regalaste por mis 18 años.”

Reno estaba cansado de la conversación y el vino ya empezaba a hacer efecto. Lo único en lo que pensaba es en la chica hermosa que estaba en la otra mesa. Reno llamó al mozo y le pidió que llevara una botella de vino a la chica y una tarjeta con el siguiente mensaje: “Un pequeño presente a una chica hermosa.” La chica que ya no estaba sino que con una amiga y al parecer eran muy buenas amigas porque se reían mucho y tenían una conversación muy relajada. Cuando llego la botella de vino la chica sonrió a Reno y la amiga también le sonrió y empezaron las dos a reírse. Después de que los padres de Reno se fueron, Reno permanecía sentado cuando la chica hermosa se levantó y se sentó a su lado.
- Gracia por la botella de vino.
- De nada. Es un gusto. Vienes muy seguido por acá?
- Si, es mi bar preferido, y hoy quedé con mi amiga. Como me gusta estar a veces sola, llegué más temprano de lo acordado y ahi fue cuando te vi llegar. Eran tus padres?
- Si, asi es. No los veía hace mucho tiempo.
- Que lindo.
- Qué los vea después de tiempo? Estuve de viaje, así que no hubo la oportunidad.
- En serio? Wow, dónde estuviste?
- Estuve en una pequeña ciudad llamada Luna de Oro. Es muy bonita.
- De seguro, a ver si un día me la enseñas.
- Con gusto.
- Mi amiga me está esperando. Quizá nos vemos pronto. Aquí está mi número. Llámame cuando quieras.
- Un gusto conocerte. Lo haré.
Cuando la chica se estaba llendo Reno vió el cuerpo escultural que tenía. Aparte de eso tenía un rostro perfecto. En ese momento pasó por su cabeza Alua. Aunque Reno no había pensado mucho en ello por diferentes razones, Alua podría tener aún mejor cuerpo que esta chica, pero al parecer el carácter de Alua pesaba más que su físico, ya que Reno no podía pensar en ella de una forma física.

Reencuentro

Reno estaba saliendo con la chica del restaurante, llamada Rosa. Rosa era una chica perfecta en todo aspecto. Había crecido en una familia rica, había visitado las mejores escuelas, era buena en los estudios y deportes y también era muy talentosa en su trabajo como organizadora de eventos de todo tipo. Reno sabía que entre ellos la atracción era sobre todo física, por lo que no le daba mucho importancia a su relación con ella. La tercera vez que se vieron Reno intuía que entre Rosa y él podrían pasar muchas cosas, ya que la atracción entre ellos había aumentado en las dos citas anteriores. Estaban en un restaurante, cuando Rosa mirándole a los ojos a Reno le dijo si quería ir él a la casa de ella, que no se encontraba muy lejos de aquel restaurante. Reno estaba a punto de dar una respuesta afirmativa, cuando vió al otro lado de la calle el semblante de una chica que se le hacía muy conocida. Pensó que era Alua pero eso era improbable ya que ella vivía en Luna de Oro. Sin embargo Reno tenía una gran duda, y en el fondo de su corazón la esperanza. Esta chica caminaba como Alua y estaba vestida simplemente, con unos jeans y un polo algo ancho para ella. Su apariencia era muy diferente al de Rosa, que traía tacos y un vestido muy elegante. Una pulsera y un collar de hermoso diseño y de oro y unos lentes de sol que se podían ver o puestos, sobre la cabeza o colgando de su vestido. Pero la apariencia de la desconocida cruzando la calle le hacía recordar a Alua, y con eso Reno sentía algo cálido en su corazón. Reno se disculpó y fue corriendo tras la chica. Cruzó la calle y vió entrar a la chica a una tienda de revistas. Reno entró también a la tienda y la observó por un largo tiempo.
- Creó que te equivocaste de ciudad.
- Ahhhhhhh, qué te pasa!? Y tú que haces aquí!?
- Qué hago yo aquí? Tú! Qué! Haces! Aquí!? Yo nací y crecí en esta ciudad. Seguro fuiste expulsada de Luna de Oro por tu comportamiento tan insoportable.
- No sé si a ti, pero a mi la gente allí me quiere mucho. Y mi comportamiento insoportable es una reacción sólo a tu comportamiento insoportable y pedante que tienes niño de ciudad. Y por qué me hablas?
- Uhm, bueno, te vi cruzar la calle y me dió curiosidad saber que hacías por aquí.
- Pues visitiando esta ciudad. Pensé que la odiaría pero es muy interesante.
- Me parece que sabes a donde ir. Venías muy decidida a esta tienda.
- Si. Está tienda fue una tienda a la que mi mamá venía muy seguido. Ella estudio arte en esta ciudad. Bueno, me voy. Suerte.
- Espero, por qué la prisa?
Alua se fue rápidamente dejando a Reno en la tienda, pero Reno la siguió al instante. Conociendo a Alua él prefirió esperar y seguirla algo de lejos pero cuando Alua tenía pensando tomar un bus Reno fue corriendo rápidamente tras ella y subió al bus también.
- Qué te pasa?
- Porqué te despides de esa manera? Y qué haces aquí?
- Tengo cosas que hacer que a ti no te importan. No lo tomes personalmente, pero quiero pasear sola.
- Ni siquiera quieres ir a tomar algo conmigo? Conversar un rato o algo así?
- Porqué habría de hacerlo? Lo siento.
Alua se bajó del bus y Reno entendió de verdad que su deseo de estar sola era sincero. Lo peor de todo para Reno fue sentir que él no era muy importante para ella, quizá nada importante y que para ella él le era completamente indiferente. Reno viajó en aquel bus por dos horas, luego se bajó en un paradero cualquiera y se fué a su departamento. Antes de ir a dormir recordaba la voz, los ojos, los labios, la forma de moverse, la forma de hablar de Alua. Reno por segunda vez en su vida sentía amor. No era como la primera vez cuando se enamoró de aquella chica que nunca lo aceptó, sino esta vez era muy diferente. Este nuevo sentimiento le daba fuerza, lo llenaba de ilusiones y sonrisas en el rostro. Reno comprendió que sentía amor por primera vez y la mujer que amaba era Alua. Estaba a decidio a encontrarla de nuevo y pelear por ella. Rosa no pasó ni una vez por su cabeza.

Al día siguiente Reno no sabía como encontrar nuevamente a Alua. Decidió viajar a Luna de Oro para encontrar la razón por la cual Alua estaba viajando. Reno buscó a Aúralo y este se puso muy feliz de verlo nuevamente. Aúralo le preguntó como andaba todo. Reno le confesó que se había enamorado de Alua y que necesitaba encontrarle. Aúralo le respondió:
<>

Reno estaba feliz de haberse enterado de aquello. También obtuvo una pista y con eso sabría como encontrar a Alua en una ciudad tan grande. El nombre del padre de Alua era Loa Amador y el de su madre era Linda Rapinar. Aunque Reno hubiera querido quedarse más tiempo allí, quería ya encontrar a Alua y se despidó de Aúralo. Aúralo le repitió que si tenía problemas su diario le serviría de ayuda, ya que él mismo ya había pasado por muchas cosas y que quizás sus vivencias le darían nuevas ideas a Reno. Reno se lo agradeció y regresó a casa.
Ciertamente la familia Rapinar era muy conocida en aquella ciudad y en toda la región. Tenían mucho poder económico y pertenecían a la élite de la sociedad. Ellos frecuentaban solamente gente de mucho poder económico, cultural o social. Reno comprendía porque se opusieron a la relación de Linda con Loa, siendo Loa alguien de una ciudad casi desconocida, sin ninguna fama en la sociedad y sin poder económico. Reno se puso a pensar en lo triste que es aquella discriminación entre seres humanos y que él como su familia lo habían hecho muchas veces. Esta vez Reno sentía en carne propia algo que nunca había sentido. La familia Rapinar probablemente despreciaría a la familia de Reno, pues no estaban a su altura. Si Alua fuera una hija de la familia Rapinar y Reno estuviera enamorado de ella, entonces él sentiría aún más ese dolor que significa no poder estar a la altura de alguien. Pero los padres de Alua le daban esperanza, pues Loa logró estar con Linda, y Reno quería estar con Alua, aunque conquistar el corazón de Alua sería probablemente una de las tareas más difíciles incluso para los multimillonarios. Reno se reprochó de todas las ideas que pasaban por su cabeza, pues no tenían en verdad sentido. Prefirió resumir todo a la idea que de él amaba Alua, y sin importar qué ni quién, el lucharía por ella. Con aquella información Reno tenía que saber de la vida de Linda Rapinar, y como no tenía ninguna pista, fue a la casa de la familia Rapinar. Allí lo recibieron y le preguntaron porqué él quería saber de ella. Él les contó que Linda murió hace algunos años y que estaban buscando datos pues sus obras de arte eran muy conocidas y querían más datos sobre la autora. Sólo el papá de Linda no se altero ante la noticia, mientras que los demás miembros de la familia sufrieron mucho ante la noticia de su muerte. La madre le dió los datos de Linda y Reno se despidió cortésmente. En la puerta de la casa la mamá de Linda, la abuela de Alua, le preguntó si Linda había tenido hijos. Reno le contestó que si, una hija.
Reno sabía ya mucho de la vida de Linda, ahora faltaba encontrar a Alua en uno de los lugares que Linda frecuentaba cuando ella era estudiante. Reno pidió a cada persono en cada uno de esos lugares si llegaba una chica hermosa, preguntando si conocían a Linda Rapinar, que por favor le avisaran a él urgente. Reno dejó inteligentemente esta tarea a personas que entenderían su intención. Si era un joven el que atendía, Reno ofrecía dinero. Si era una anciana de buen semblante, Reno le explicaba su situación y el amor que sentía por Alua. Si era una chica distraída la que trabajaba en un lugar, Reno inventaba una historia extraña que despertara su curiosidad aumentado la probabilidad que alguien de ellos verdaderamente le avisara cuando Alua se presentara. El momento llegó. A los tres días Reno recibió la llamada de una señora que trabajaba en una tienda de arte. La señora le comentó que vió a una chica hermosa que se parecía mucho a una clienta suya hace muchos años, y efectivamente esta chica preguntó por aquella clienta y la señora supo que debía ser su hija. Esta clienta quedó en el recuerdo de la señora pues era una de sus clientas más hermosas, carismáticas, amables y talentosas que hubiera tenido en toda su vida. Es por eso que la señora y Linda tenían algo como una amistad nacida en la necesidad de comprar cosas para el arte de Linda. Entablaron una conversación amena y la chica quería saber todo sobre su madre. La chica lloró mucho escuchando anécdotas de su mamá, lo que hacía diariamente, de lo carismática que era y de lo talentosa que era también. Reno estuvo en 15 minutos en la tiendo pero Alua ya se había ido. La señora sabía que Reno sufría de amor, y le dijo que le había comentado a la chica que un joven la estaba buscando. La chica le había dicho que ella iba todos los días a las 3 de la tarde a la biblioteca de arte. Que si quería, él la podría encontrar allí. Reno no podía creer su felicidad, pues al día siguiente estaría viendo a Alua nuevamente.
Al día siguiente Reno estaba puntual a las 3 de la tarde en la biblioteca de arte, pero no tenía idea donde encontrar a Alua. Empezó a recorrer la biblioteca rincón por rincón, cuarto por cuarto, pasillo por pasillo con tal de dar con Alua, pero después de una hora aún no la encontraba. Tuvo que hacer lo mismo otras dos veces más cuando vió a Alua sentada al lado de una ventana, en un lugar muy tranquilo y acogedor. En la biblioteca estaba prohibo hablar en voz alta, así que Reno se acerco tranquilamente a ella y le dijo en voz baja “hola”. Alua le sonrió, y los dos salieron a tomar un café en la cafetería de la biblioteca. Después de una conversación sobre diferentes cosas Alua le preguntó seriamente:
- Porqué me has estado buscando?
- He estado pensando mucho en ti y me he enterado que quieres saber más de tu madre. Me gustaría ayudarte.
- Gracias, pero puedo hacerlo sola. Esta historia es entre mi madre y yo no quiero que nadie se entrometa.
- Lo sé. Sé que esa es tu forma de hacer las cosas, pero porque no me permites ayudarte. Desde que nos conocimos tenemos una relación rara y creo que eso puede ser algo bueno.
- Si es rara parece más algo mala. No sé que quieres de mi. No me digas que te gusto? O algo así?
- Si, creo más que eso.
Reno dijo eso tímidamente. Se sentía avergonzado. Alua lo miró con ojos comprensivos.
- Reno, me acuerdo mucho de mi padre y sé muy bien que quiero un día un hombre parecido a él, con sus características. Tú eres muy diferente a él, no tienes sus principios ni fortaleza. Agradezco tu ayuda y me halagas con tus sentimientos, pero yo no siento lo mismo por ti.
Reno no sabía como reaccionar a todo esto. Normalmente siempre tenía una respuesta a toda stuación con una chica, pero cuando hablaba con el corazón estaba desnudo, no podía actuar y se sentía muy vulnerable. Después de otra conversación sobre cosas supérfluas, se despidieron. Reno estuvo muy triste pero no se daría por vencido tan fácilmente. Sabía que Alua era la mujer que amaba y la mujer con la que quería estar. Se daba cuenta que era mejor en todo que cualquier otra mujer. Alua se vestía muy simple, no se arreglaba más de lo necesario y no era artificialmente femenina, era femenina simplemente. Reno no sabía que hacer. Se preguntaba cómo la conquistaría?. Se acordó del diario de Aúralo y empezó a ojearlo. Aúralo había escrito muchas cosas sabias sobre todo. Reno encontró una página donde Aúralo hablaba sobre el amor. Reno leyó lo escrito 4 veces hasta haber estado seguro que ese sería a partir de aquel día una forma de vivir para él.
<< Para amar y ser amado es necesario crecer en el amor. El amor crece poco a poco o rápidamente y va creciendo hasta llegar a la perfección, perfección que sólo es obtenida por Dios. Una de las formas más grandes de amar que he vivido fue con las mujeres. Entre un hombre y una mujer hay una conexión que no puede existir entre otros seres vivos, pues cuando un hombre y una mujer se aman, el hombre ama tanto a la mujer, que él desea que ella sea feliz. Y cuando la mujer ama al hombre, ella desea que él sea feliz. Esta felicidad y deseo de felicidad para el otro es eterna, y esta eternidad se expresa de alguna manera en el acto de amar en el cual se procrean los hijos e hijas, y de esta manera estamos tratando de plasmar esta felicidad eternamente. Los hijos e hijas son un legado de dos personas que se aman intensamente. Todo lo dicho anteriormente es el caso ideal. Para haber llegado a comprender eso he pasado por muchas cosas. He confundido muchas veces el amor con el deseo. He confundido muchas veces el amor con la necesidad de llenar el vacío que había dentro de mí. He confundido el amor con admiración. He confundido el amor con placer. He confundido el amor con el juego. He confundio el amor con el bienestar. Hubieron tantas cosas superficiales en mi vida que no pude encontrar el amor y fue cuando tuve el momento de cerrar los ojos cuando podía distinguir mejor entre amor y otras cosas. Fue cuando alejé mis manos de todo cuando pude distinguir mejor entre amor y otras cosas. Fue cuando detuve mis pasos y miré al cielo cuando pude distinguir mejor entre amor y otras cosas. Y supe cuando existía verdadero amor cuando sentía el deseo de crecer en todo aspecto dentro de mí para poder proteger y hacer feliz a la otra persona, siendo yo autosuficiente, pues el amor puede crecer sólo en aquellas almas que saben que ya lo tienen todo. La escacez es un enemigo del amor. Donde hay sensación de dicha y plenitud es donde el amor puede crecer sin problemas. Fue cuando supe que ya lo tenía todo que pude distinguir mejor entre amor y otras cosas. Por eso mi maestro en los asuntos del amor fue Dios, pues él me enseño que ya lo tengo todo. Que no tengo que envidiar nada a nadie. Fue entonces cuando en mí pudo crecer el amor y también cuando otros que tenían amor en sus almas pudieron reconocer el amor en mi alma. Conocí el verdadero amor de amigos y últimamente conocí el verdadero amor de una mujer, que es sin duda el complemento del hombre, pues con ella siento que nuestro amor tiende a ser perfecto.>>

Después de leer el diario de Aúralo, Reno sabía que debía luchar por Alua. Hizo todo lo posible para ello. Se gano poco a poco su amistad, la apoyo a seguir los pasos de su madre en la ciudad, la apoyo cuando se encontró con la familia de su madre y al final hubo una reconciliación. Finalmente, Reno superó todos sus prejuicios sociales, económicos y culturales y aceptó a Alua tal como es, aunque al final Alua siempre fue una de las mujeres mas bellas que Reno había conocido en su vida y también una mujer millonaria, pues los padres de Alua fueron grandes pintores y sus cuadros fueron vendidos internacionalmente a precios muy altos. Alua recibió como herencia todo lo que les pertenecía a ellos, pero Alua no quería tocar ni una moneda de aquella herencia porque no lo necesitaba y además porque ella misma quería primero lograr en su vida algo. Alua se dedicó al arte y así como su madre estudio Arte en la universidad en la ciudad de Reno. Luego Alua regresó a Luna de Oro. Reno hizo muchos méritos y Alua terminó enamorándose de él perdidamente. Los dos se casaron y se establecieron finalmente en Luna de Oro. Tuvieron muchos hijos y cada vez que podían enseñaban a los jóvenes a seguir más el corazón que la cabeza. La cabeza es muy importante, pero debería siempre estar al servicio del corazón. Mientras más desarrolles tu capacidad intelectual y más conocimientos adquieras, de tal manera debe crecer tu corazón para tener la cabeza bajo control, de esta manera se tendrá un desarrollo integral.

Melenio terminó la historia contando que él era Reno. Ahora estaba establecido en Luna de Oro y era un nuevo hombre. Alua lo cambió completamente, o mejor dicho el amor, ya que el amor borrá todo lo malo, nos ayuda a perdonar y nos trae felicidad a la vida.

Autor: Juan Carlos Peñafiel Suárez
Lima, Perú

Comentarios